Qué hacemos
Provincia Franciscana de los Santos Francisco y Santiago en México.
Nuestro Carisma
La Orden de los Hermanos Menores, fundada por San Francisco de Asís hace más de 800 años, es una Fraternidad. Como instrumentos de reconciliación y de paz en el mundo de hoy, guiados por la acción del Espíritu del Señor, vamos por el mundo anunciando de palabra y obra la paz.
Tenemos como tarea fundamental la Evangelización en servicio de la Iglesia, a través del ejercicio del ministerio pastoral en parroquias, centros educativos, atención a pueblos indígenas y migrantes, casas de oración y eremitorios, además de otras instituciones eclesiásticas.
Llevando a una mayor plenitud nuestra consagración bautismal y respondiendo a la llamada divina, nos entregamos totalmente a Dios sumamente amado, mediante la profesión de obediencia, pobreza y castidad, que vivimos según el espíritu de San Francisco.
Dentro de México contamos con cedes a lo largo del país
Casas de la Provincia
En nuestra Provincia nos dedicamos principalmente:
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A la atención pastoral de parroquias, rectorías y santuarios.
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Al acompañamiento de nuestros hermanos Wixárikas, Tepehuanes, Coras y Mexicaneros en la Prelatura del Nayar.
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A la atención espiritual de nuestras hermanas de la Segunda Orden (Clarisas) y de los hermanos de la Orden Franciscana Seglar.
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A predicar el Evangelio en algunas instituciones educativas de nivel básico, medio superior y superior.
- Al acompañamiento espiritual en Casas de Oración y Eremitorios.
Nuestra Historia
Los franciscanos llegamos a México en 1524 y nos establecimos primero en el centro del país. Habiendo sido los primeros misioneros en llegar a estas tierras cubrimos la mayor parte de los territorios mexicanos. En el occidente de México desplegamos nuestra labor evangelizadora desde 1530 cuando Fr. Antonio de Segovia llegó de Michoacán con la Imagen de la Virgen de Zapopan, acompañándolo más de diez años por toda la región.
Los orígenes de nuestra Provincia se remontan hacia 1607 cuando fue creada la Provincia Franciscana de Santiago de Xalisco con sede en la ciudad de Guadalajara, la cual abarcó un territorio inmenso desde la Nueva Galicia hasta Monclova en Coahuila.
Hacia 1908, los constantes movimientos políticos y sociales provocaron que en México se fusionaran diversas provincias por lo que se dio paso a una nueva entidad: La Provincia Franciscana de los Santos Francisco y Santiago, fundada a partir de la Provincia de Santiago de Xalisco, Provincia de San Francisco de los Zacatecas, los Colegios Apostólicos de Propaganda Fide de Guadalupe y Zapopan, y el Convento de San Diego de Aguascalientes.
Actualmente nuestra Provincia tiene su sede en la Basílica y Convento de Ntra. Sra. de la Expectación en Zapopan, Jalisco. Somos alrededor de 420 frailes, contamos con 53 casas distribuidas en 10 estados de la República (Jalisco, Nayarit, Aguascalientes, Ciudad de México, San Luis Potosí, Zacatecas, Durango, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas), así como en el extranjero en: Hebbronville (Texas); Corozal (Belice); Siena, Tívoli y Guidonia (Italia).
Nuestra
Señora de la Expectación
de Zapopan.
Después de la fundación definitiva de Guadalajara en febrero de 1542, quiso Fr. Antonio donar a sus amados indígenas esta sagrada Imagen de la Virgen María, cuyo título pasó también al poblado que, en adelante se denominaría de Nuestra Señora de la Concepción de Zapopan.
Orígenes
Nuestra Señora de Zapopan es una escultura que representa a la Inmaculada Concepción de María; mide 34 centímetros y dos milímetros de altura, viste túnica de talla pintada de color carmín y su manto de color azul. En la actualidad, está cubierta por un vestido de plata que sólo le deja libres y a la vista la carita y las manos; así protegida, admite cambio de ropajes sin peligro que se le deteriore.
Fue elaborada por indígenas purépechas en Michoacán bajo la dirección de Fr. Antonio de Segovia; está fabricada en pasta de caña de maíz. Fr. Antonio llegó al reino de la Nueva Galicia en 1530, venía a pie, descalzo y traía colgada al pecho esta pequeña Imagen de Nuestra Señora.
En 1541, después de evangelizar con ella toda esta región, pacificó a más de seis mil indígenas que se sublevaron en la llamada “Guerra del Mixtón”, nombrándola “la pacificadora”. Después de la fundación definitiva de Guadalajara en febrero de 1542, quiso Fr. Antonio donar a sus amados indígenas esta sagrada Imagen de la Virgen María, cuyo título pasó también al poblado que, en adelante se denominaría de Nuestra Señora de la Concepción de Zapopan.
Asimismo, por iniciativa suya, se erigió a Nuestra Señora una primera ermita pequeña, pobre, sencilla. Ermita que habría de permanecer hasta el año de 1608, cuando, al arruinarse del todo, se desplomó quedando ilesa milagrosamente la sagrada efigie. Ese año se le comenzó a construir una nueva iglesia más sólida y de mayor capacidad que según las crónicas se hizo de tres naves a estilo basilical con arquerías, techumbre de terrado y capilla mayor de bóveda.
El pequeño pueblo de Zapopan era atendido espiritualmente por los frailes franciscanos desde su repoblamiento hasta el 1600, cuando el obispo de Guadalajara, D. Alfonso de la Mota Escobar, secularizó estas doctrinas franciscanas en la región de Atemajac erigiendo una parroquia que abarcaba en su territorio el pueblo de Zapopan, por lo que la presencia franciscana dejó de existir en este lugar.
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